Kunming
Kunming es la ciudad donde vivo ahora. Es más bien como mi campamento base, el sitio desde dónde empezarán y terminarán todos los viajes, pequeños o largos, que haga por China en los próximos dos meses. Está situada al sur del país, en la provincia de Yúnnán, sin duda una de las más interesantes de China, por sus paisajes y variedad cultural. Por su proximidad a Tibet, Kunming, aunque no dé esa sensación, se encuentra a 2000 m de altitud. Debido a su latitud, el clima es casi tropical, muy húmedo y con lluvias intensas en verano (monzones).
El concepto de los chinos que tenemos en España no va muy desencaminado: les gustan los colores, las luces de neón, las florecitas, las melodías agudas y repetitivas y los leones por todas partes, no son mitos. Son gente muy tranquila y poco habladora, pero si les hablas desde luego intentan ayudarte, en Chino, porque nadie sabe inglés aquí, pero lo intentan. Las nuevas generaciones, sobre todo los estudiantes, ya hablan inglés. Son mucho más occidentales, tanto en sus hábitos como en la forma de vestir o actuar. En fin, la globalización.
El centro de la ciudad ya está plagado de rascacielos, edificios de oficinas, centros comerciales, e incluso, como no podía faltar, un McDonald´s (mmmm, i´m loving this shit!). Cuando sales del centro, todo el mundo tiene un pequeño negocio. Son como pequeños talleres de unos 4x4 m todos puestos uno al lado de otro. Si el día está bueno, ves a gente jugando al ajedrez chino, al Mahjong o a las cartas en las aceras, sentados en cuclillas. Y los pequineses, esos perros pequeños de ladrido molesto, se llaman pequineses porque son de Pekín!!! Y ahora están por cualquier rincón de China, paseando ellos solitos por ahí. También es curioso ver a chou-chou´s, esos perros por los que la gente en Europa pagaría una barbaridad, vagabundeando sin dueño en las zonas más pobres. Aparte de los carriles bicis, me ha gustado ver los techos de cada edificio llenos de paneles solares y depósitos de agua que se calienta con el sol. Además, la mayor parte de las motos son eléctricas, lo que evita mucha contaminación. Los coches son, en general, modernos. El que se puede permitir uno, se lo compra bueno. Aún se ven, sin embargo, camiones y autobuses muy viejos dejando tras de si una nube negra de humo. Los precios son increíblemente bajos. Si sales con siete euros (70 Yuanes) en el bolsillo, puedes invitar a tu pareja a cenar (vino y postre incluidos) prácticamente en cualquier restaurante de la ciudad. La ropa es del orden de 5 veces más barata que en Europa, la música y las películas 10 veces más baratas y los libros occidentales del orden de mitad de precio. El kilómetro en taxi sale a unos 25 céntimos de euro. Ciao!