Fez

Publié le par Curro Zuloaga

Mequinez, Marruecos, 30 de julio de 2006

    Hoy queríamos ir a Fez, a unos 50 km al este de Mequinez. Para ello, hubiera estado bien levantarnos temprano, pero estábamos tan cansados que no pudimos. Cris y yo, sólo porque en nuestra habitación entraba más luz que en las demás, nos levantamos un poco antes que los demás… pero estaban durmiendo tan profundamente que nos dio lástima despertarlos.

    Bajamos a charlar con Mamachi, quién ya preparaba el desayuno desde hacía tiempo. Luego pensamos que estaría bien saber a qué hora salían los trenes, así que fuimos a un locutorio (aquí se llaman tele-boutiques y además tienen mujeres de ojos espectaculares por dependientas… ¿?) a buscar el número de la estación de tren y llamar. No lo conseguimos, pues o no respondían, o el número ya había cambiado… les “pages jaunes” marocaines no parecen estar muy actualizadas, la verdad.

    Con la misión fallida, volvimos a desayunar con todos los demás. Esa mañana, el desayuno estuvo exquisito, como siempre… con el aroma del té con menta que inunda toda la estancia… intentamos hablar un poco con Mamachi, pero claro, el bereber todavía no lo dominamos bastante (aunque con un par de días más Pistón seguro que lo hubiera conseguido!!).

    Llegamos a la estación a las 11:30, y el siguiente tren no salía hasta las 13:30. Mientras esperábamos, conocimos a unos chicos que estaban tocando la guitarra y cantando, allí mismo en la estación (uno de ellos llevaba una camiseta de Vacazul, pequeño grupo de música madrileño, bizarre!!!).  Estos chicos nos propusieron ayudarnos a llegar a la estación de autobús, donde podríamos coger uno a Fez (más barato y llegariamos antes que en tren). Nos consiguieron un buen precio en los taxis… qué amables! Así que les propusimos que se vinieran con nosotros a Fez. Aceptaron.

    En el autobús, cantando y tocando la guitarra (Hotel California – Eagles; La Fiesta – Amparanoia; Black – Pearl Jam, etc.), el camino se nos hizo muy ameno. Al llegar a Fez, nos dirigimos a la puerta de entrada a la medina que nos quedaba más cercana. Fez es enorme, sobre todo la medina, y es aún considerada la capital espiritual de Marruecos. Fue la capital del reino durante muchos años, y aún se observa la grandeza de aquella época en las inmensas plazas, palacios y murallas.

    Ya en la medina, comienza el acoso: todo el mundo intenta venderte algo, se ofrece como guía, o simplemente te habla. Fuimos bajando la calle principal, itenarario turístico por excelencia. Un “guía” nos llevó a una curtiduría, donde se preparan las pieles para luego ser utilizadas en babuchas, djembés, puffs, etc. Por supuesto, y aunque al principio decía que lo hacía por placer, al final nos pidió dinero por la visita. Toca mucho la moral, pero al final se lo das, para evitar problemas.

    También vimos una madraza, artesanos de la madera y del metal, caballos y burros llevando mercancías… y un sinfín de olores, colores, sabores (probar los alimentos antes de comprar es muy normal) y sonidos que hacen que llegues al final del día saturado de sensaciones.

    Los chicos que venían con nosotros resultaron no ser tan desinteresados: también nos pidieron dinero para volver a casa, pues veían que nuestra visita iba para larg. Tras una larga discusión, y de nuevo para evitar problemas, les dimos suficiente para el bus, no para el tren como pedían. Qué decepción!

    Volvimos en el último autobús, lleno de gente y con mucho calor. Menos mal que la puerta de atrás iba abierta, no para ventilar, sino para que la gente se fuera montando enmarca hasta que el autobús estuviera lleno. El viaje de noche y con un conductor kamikaze que adelantaba sin mirar demasiado, verdad Chuví?…

    Al llegar a Mequinez, Ana Cris y yo nos fuimos a comprar un regalo para Mamachi. Queríamos comprar una tela bonita para que se hiciera un vestido. Finalmente, y puesto que todo cerraba, compramos un vestido, que la verdad es que resultó quedarle muy bien. Compramos unos chawarmas (kebabs) para todos para cenar.

    Al llegar a casa, y aunque le habíamos dicho que no lo hiciera, Mamachi nos había preparado la cena. Así que la devoramos, y dejamos los chawarmas para el día siguiente. Charlamos un rato y nos fuimos a dormir, pues al día siguiente volvíamos al norte en largo viaje… destino Chaouen.

Foto: curtiduría de pieles en Fez

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