En el fondo del valle...

Publié le par Curro Zuloaga

Den Haag, Nederlands, 21 de Febrero de 2009

Me encuentro en el punto opuesto de cuando os escribía el  último artículo: de bajón. Profundo. Hoy, hace 20 minutos, he llorado después de casi tres años sin hacerlo. Y lo más gracioso es que la situación no era para ello: una multa de 20 euros por no llevar luces en la bici. Me ha faltado lo mínimo para tirarla al canal delante de los agentes. En lugar de eso me he quedado callado, con semblante triste y los ojos aguados esperando que acabasen de escribir mis interminables nombre y apellidos en la dichosa nota. Se habrán quedado pensando: pos vaya tonot este, como se pone por 20 euros. En fin, que estoy susceptible. No sé muy bien a qué atribuirlo... o sí. Quizás el trabajo, que querer salvar el mundo no es bueno para la salud, como me dice mi compi de piso. Bueno, no sólo eso: el querer abarcar mucho, en todos los aspectos. Y claro, ya se sabe que el que mucho abarca…

En fin, que de las cinco semanas que han pasado desde que escribí el último artículo, he pasado tres de ellas en Bruxelles, por motivos de trabajo. Los que me conocéis bien sabéis que siempre describo Bruxelles como ciudad que me encanta, de la que estoy enamorado, donde tengo muchos y buenos amigos, etc. Pues es cierto. Pero claro, si cuando estoy allí estoy hasta arriba de reuniones, conferencias, seminarios, cenas de trabajo, etc. y el poco tiempo libre que me queda lo quiero dedicar a ver a mis amigos de allí, pues resulta que acaba uno al límite de sus fuerzas. Para ejemplificar en qué punto me encuentro, os transcribo la conversación del otro día con una amiga. Estando en su casa, le pregunto qué tal la noche anterior: qué hiciste, vimos una peli, cuál, “American Gansters”, ¿te gustó?, sí estaba bien... Quince minutos más tarde, con mis neuronas ya en huelga quejándose del maltrato al que las llevaba sometiendo en las últimas semanas: y entonces, ¿qué hicisteis anoche?. Me mira fijamente: "¿pero tu estás bien del coco o qué?", decían aquellos ojos. “Ah, que ya te lo he preguntado, ¿no?". Ahí es cuando definitivamente me di cuenta de que necesitaba un descanso. Y el caso es que aún no lo he conseguido del todo, y veo que como no desconecte, reviento... ¡¡¡lo advierto!!!

Así que como veis, pasándome un poco por el forro aquello de hibernar, relajarme y disfrutar de mi tiempo que tan contento me tenía. Yo creo que lo que me tienen desconcertados son los extremos, y sobre todo el no tener control sobre cuando van a llegar. Joder, creo que me estoy haciendo mayor porque lo que me pide el cuerpo es tranquilidad y estabilidad. Ni os imagináis la alegría que me dio el otro día entrar por la puerta de casa después de casi dos semanas fuera, casi como el peregrino que llega a Santiago, ¡qué ganas!

Pero bueno, como dicen los franceses, hay que relativizar (nada que ver con Einstein, yo creo que eso ya me remataría). Y a cuento de esto, el otro día curiosamente en casa de mis amigos Paco y Julia (mi familia adoptiva de Bruxelles) veía un poco del concurso de chirigotas de los carnavales de Cádiz. Decía el presentador, filósofo él, algo que se me quedó grabado: "con lo bien que se está bien, ¿para qué vamos a estar mal?. Sabiduría de cola de supermercado, como me decía el otro día una amiga, imitando al típico abuelete que suspira y te suelta lo primero que le viene a la cabeza... al principio casi que no lo tomas en serio (este está senil ya), pero luego recapacitas y te dices, “¡pero que razón tiene usted, caballero!”.

 

Pues eso, ¿para qué voy a estar mal?. Aprovechando que no he tirado la bici al canal, lo mismo me doy a dar una vuelta a ver si se me despejan las ideas.

 

Cuídense y no se me estresen que ya lo hago yo por ustedes,

 

-curro-

Publié dans Den Haag

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E
¿...0,5...?
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E
Uno...
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F
Oh sielos,  que horror!! Creo que esto va a estallar!! Curro, haz algo!!Fraygerundio.
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E
Dos...
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E
Tres...
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